¡Nos descalzamos!
Los pies de lxs niñxs no terminan de desarrollarse hasta la adolescencia. En ese tiempo, suponen un órgano táctil más que les ayuda en su desarrollo del equilibrio, sensorial o psicomotor. El uso precoz o inadecuado de zapatos en sus primeros años puede suponer un importante impedimento.
Los pies de un/a bebé tienen una sensibilidad al exterior muy intensa y aún más fina que la de la mano hasta los 8-9 meses de vida. A partir de ese momento se inicia una sensibilidad más profunda a nivel interior (propioceptiva) que informa de las variaciones de postura. Así, antes de que empiece a caminar el/la niñx necesita recibir información tanto del interior como del exterior para poder tener equilibrio y coordinación motora.
En nuestra escuela tenemos diferentes superficies sobre las que pisamos. Desde un arenero lleno de arena fina de playa, el suelo de goma Eva en la sala de psicomotricidad, colchones y colchonetas, la tarima en el resto de la escuela, césped en el jardín, cama elástica… y ahora, hemos hecho un camino de arenaterapia, donde lxs peques pasan por cada una de las diferentes texturas de piedras, siempre que lo desean…
Pikler (Una de las personas más influyentes en nuestra metodología, la psicomotricidad vivenciada, basada en el movimiento libre del niño) afirma que la etapa más importante para el desarrollo cerebral va desde la 15 semana de gestación hasta el cuarto año de vida, por lo que recomienda no obstaculizar de ningún modo el desarrollo motor y favorecer libertad, por ello no se debe coartar el movimiento del pie y de sus partes, en las etapas mencionadas.
Entonces en Globo llegamos a plantearnos: ¿Cuántas veces se quitan los calcetines o los zapatos los niños a lo largo del día? Y es que ellos…
¡No necesitan los zapatos!
Durante los primeros años de vida, los niños reciben más información sensorial a través de los pies que de las manos!
Además
¡En globo nos descalzamos!¡ Somos libres de pies y manos!