Que mi hijo sea feliz…¿un deseo ?
¡Hazlo realidad a través de la Psicomotricidad Vivenciada!
Si nos preguntáramos como padres cómo nos gustaría que fuera nuestro hijo…
..muchos de nosotros diríamos FELIZ
Por encima de muchas otras cosas, profesiones, estatus, cualidades o virtudes… Lo que realmente nos importa es que nuestros hijos sean felices.
¿Qué significa que sea feliz?
Podemos definirlo de muchas maneras pero si nos vamos a lo concreto, a lo que nos ayuda a estar plenos y con bienestar, nos salen las siguientes ideas:
Que tenga autoestima, que pueda reconocer sus emociones y expresarlas , que pueda conocer sus limitaciones y potenciar sus capacidades.
Que tenga seguridad, confianza y construya vínculos sanos, que sea autónomo.
¿Como ir hacia este camino?
Aparte de nuestra relación diaria con él, nuestro tiempo compartido…
¿A qué actividad le puedo apuntar que favorezca todos estos procesos a la vez?
La psicomotricidad vivenciada acompaña a nuestros hijos en este propósito.
Su objetivo final es favorecer la identidad y la autonomía del niño y facilitar su desarrollo global; es decir, su bienestar …su felicidad.
Construyendo vínculos afectivos que le den seguridad y confianza para poder ir creciendo en todos los aspectos de su desarrollo:
Tanto en lo motor adquiriendo un mayor control de su cuerpo,
como en lo afectivo potenciando su seguridad y el conocimiento y la expresión de sus emociones,
como en el plano social puesto que se adquieren recursos y habilidades sociales y de comunicación y respeto hacia los demás , y sin olvidar el plano cognitivo en el que se favorece a través del juego simbólico y de la imaginación y creatividad el desarrollo del pensamiento abstracto.
Todo esto lo logra cada niño de una manera natural y espontánea. El psicomotricista le acompaña en este camino bajo una mirada atenta y respetuosa.
La sala de psicomotricidad es ese espacio “mágico” donde cada niño expresa lo que siente y lo que es y donde surge el deseo por conocerse y conocer a los demás.
Aquel espacio donde se ” te permite ” ser sin más, sin ninguna expectativa y sin ninguna ambición.
La psicomotricidad vivenciada proporciona al niño un espacio donde da rienda suelta a su juego libre y espontáneo , donde vive de manera intensa y significativa cada aprendizaje y lo hace suyo, disfrutando de ello, pues lo experimenta y lo integra de manera natural y va evolucionando en su modo de explorar y utilizar los diferentes materiales que hay en la sala.
Un espacio donde cada niño se siente querido, respetado y aceptado lo que hace que se pueda enfrentar al mundo con otras herramientas , con el mensaje de : yo puedo, yo soy capaz y con la vivencia de sentirse y conocerse.
La psicomotricidad vivenciada acompaña el desarrollo del niño en toda su etapa de inicio y formación, desde los 0 hasta los 8 años.
Respetando sus tiempos y favoreciendo que pueda ir construyendo diferentes espacios en función del juego que realice y del momento de desarrollo en el que se encuentre.
El psicomotricista observa, escucha, acompaña y da evolución a aquellas situaciones que lo necesitan para favorecer la construcción de la identidad y la autonomía del niño.
Todo niño necesita su espacio y su tiempo y en la sala de psicomotricidad vivenciada se favorece que cada uno exprese y deje salir sus deseos y su curiosidad y valor por la vida y por uno mismo. En definitiva, que cada uno construya su bienestar.
“Una gran vivencia que le acompañará a lo largo de su vida.”
En Globo llevamos dieciseis años apostando por los niños , confiando en ellos y en esta manera de vivir y sentir la vida.
Ofrecemos psicomotricidad vivenciada como actividad extraescolar, también grupos de psicomotricidad para aquellos niños que necesiten reparar o superar alguna dificultad y terapia psicomotriz a nivel individual